Después de un verano intenso y
una vez ya instalada en la desesperante pero añorada rutina, tengo en la mente algo
que no deja de taladrarme el coco.
¿Cuántas veces hemos oído que
somos la generación del futuro? ¿Has oído es de “vosotros vais a marcar una
diferencia”? Y lo que quiero preguntarte
yo es: ¿has visto cumplida alguna de esas expectativas que la gente tiene sobre
nosotros?
Lo mismo no te importa, pero te
voy a dar mi opinión. Cada vez más el compromiso del joven cristiano se va “adaptando”
a lo que el entorno marca. Esto quiere decir que muchas veces relativizamos
nuestras convicciones para no desentonar dentro del mundo secular, y por
desgracia, poco a poco este “adapte”, estas conductas se ven reproducidas se dentro
del mundo cristiano.
Si, ya lo sé, esto que estoy
escribiendo no es nuevo, ya lo has oído/leído varias veces. No lo discuto. Pero,
¿has hecho algo para remediarlo? ¿No eres tú el encargado de marcar la
diferencia dentro de tu círculo? ¿En la sociedad? ¿Crees que la sociedad actual
no necesita de tus convicciones? ¿De tu fe?
Hagamos TODOS, y me incluyo, un
acto de reflexión personal y pensar si de verdad estamos honrando y bendiciendo
el nombre de aquel en el que hemos depositado nuestra plena confianza. ¿Lo
estás haciendo? Perfecto. ¿No lo estás haciendo? Pues creo que es hora de
hacerlo.
A mí, cuando una persona me
suelta “tú formas parte de la generación
que va a cambiar este país” me da mucha rabia. Yo no quiero ser el que va a
cambiar este país, yo quiero ser el que ya lo está cambiando. No quiero formar
parte de esa generación futura que va a conseguir todo, yo quiero pelearlo ya, ahora,
hoy mismo, en cuanto deje de escribir esto. ¿No crees que debería ser el anhelo
de todos?
¡Pongamos las pilas! Las
herramientas las tenemos. ¿Cómo marcar la diferencia? Una buena base bíblica, una
obediencia extrema y una búsqueda ferviente de la voluntad de Dios. Esto va a
repercutir en tu conducta y los demás lo van a ver. Por favor, no pienses que
escribo esto porque he conseguido un dominio de lo que he citado antes. Ni mucho
menos. Hablo desde la humildad de no haberla alcanzado todavía. Esto que
escribo lo deseo para ti y en especial para mí.
Tenemos por delante un curso
lleno de posibilidades de hacer grandes cosas para Dios, grandes cosas para esta
sociedad que necesita de Él.
No te contagies de tu alrededor,
contagia a los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario